Los nuevos rumbos de Acurio en Revista Casaviva Cocina diciembre 2014
Entrevista exclusiva con el embajador de la
cocina peruana ante el mundo quien, después de 20 años de historia de la mano
de Astrid y Gastón, deja su restaurante para dedicarse a nuevos proyectos.
Cuando
oímos el nombre de Astrid y Gastón
nos remitimos inmediatamente a quizás, el restaurante de alta cocina peruana
más reconocido alrededor del mundo, no solo porque ocupa el lugar número 18 de
la Lista de los 50 mejores restaurantes del mundo sino porque su creador,
Gastón Acurio, es considerado como el mejor chef, promotor y empresario
gastronómico de América Latina.
Desde
la apertura hace 20 años de la primera sede de Astrid y Gastón, ubicada en la calle Cantuarias en Lima, Acurio no
ha parado de trascender con sus aportes a la gastronomía local, latinoamericana
y mundial. Después de estudiar en Le Cordon Bleu de París decidió volver a
su ciudad natal junto a su esposa, Astrid Gutsche, a dar vida a un restaurante,
curiosamente, de cocina francesa: “En ese momento, los mejores restaurantes en
Nueva York y Londres eran franceses, liderados por ellos o por ciudadanos del
mundo que imitaban una cultura gastronómica que predominaba. Para ser un
cocinero importante debías seguir los cánones franceses que regían en ese
momento”.
Afortunadamente,
asegura Gastón, el mundo cambió y los cocineros peruanos también lo hicieron:
comenzaron a trabajar con sus propios productos aplicando la técnica aprendida.
Esto hizo que Astrid y Gastón
finalizara esa etapa afrancesada y diera el paso hacia un restaurante de alta
cocina inspirado en la cocina peruana y en sus productos. Una sabia decisión
que convirtió este restaurante en un ícono de la gastronomía peruana.
El chef
más querido por los peruanos hace una nutrida retrospectiva de su legado
durante dos décadas. Además de abrir sedes de Astrid y Gastón en Bogotá, en
2005, Santiago de Chile, Caracas, Ciudad
de México y Madrid, consideradas por él como “embajadas de Perú en el mundo” y
otros restaurantes como La Mar y Madame Tusan; de lanzar libros como Eden.pe escrito a la par con el chef
español Ferran Adrià; de ser elegido por UNICEF como Embajador de Buena
Voluntad en la Niñez; de ser seleccionado como uno de los 20 cocineros más
influyentes del mundo en la feria Madrid Fusión y de recibir el Global Gastronomy Award por liderar el
mayor movimiento gastronómico que busca hacer de la cocina un espacio de integración,
desarrollo y fraternidad, entre otros reconocimiento y logros nunca antes
alcanzados por un cocineros latinoamericano, él se refiere con humildad a los
más sobresalientes: “la recuperación de
las cocinas regionales peruana, de nuestra identidad culinaria, que el mundo
nos conociera, consolidad un consumidor más consciente, más preocupado, más
curioso, más orgulloso de su cocina y hacer que los productores obtuvieran
reconocimiento por sus productos”.
El presente: cocina mágica y cosmopolita
bajo la mirada peruana
Dos
décadas después, Gastón tomó la decisión de iniciar una nueva etapa. Lo primero
fue entregar la batuta de su restaurante consentido a su sucesor, Diego Muñoz. “Esta nueva etapa está enfocada en la
creatividad absoluta, la vanguardia, siempre inspirados en Perú pero también
con una universalidad provocada, una cocina cosmopolita que intenta inspirar al
mundo con propuestas creativas, lúdicas, mágicas que no se habían hecho antes y
que son controversiales e invitan al debate”. Otro de los cambios fue
trasladar la sede del restaurante a Casa Moreyra, una hacienda que data de 1538
y que fue adaptada con los mejores cánones estéticos para vivir una experiencia
sin precedentes.
Uno
de los menús degustación que Muñoz ofrece es Memorias de mi tierra el cual pretende trasladarnos a los recuerdos
de la niñez, a esos sabores guardados en la memoria que se pierden en el tiempo
y que son traídos al presente a través de 10 momentos de la vida de un niño,
desde que sale de la escuela, llega a su casa a tomar las onces y va a la playa
de vacaciones, entre otras vivencias. Algunos de los bocados insignes son Torrejita de la abuela con garbanzo,
espárrago blanco y caviares; Agua de
níspero servida en un gran cubo de hielo; Patita de mamá a base de patitas de cochinillo, mostaza y mastuerzo
y El rico plátano con queso con
caramelo de especias y pisco, queso paria, arúgula y pimienta negra entre otros
dulces sabores que predominan en las papilas de nuestra cultura latinoamericana
como el de la fresa con leche condensada y el arroz con leche.
Contrario
a lo que se piensa, Gastón no siente nostalgia de alejarse de Astrid y Gastón, de hecho, acompañará
las otras sedes alrededor del mundo trabajando de la mano con los cocineros que
las lideran. “Quiero que los restaurantes
sean pequeñas embajadas en donde conviven la tradición, la modernidad y la
creatividad bajo la mirada peruana”. Además de continuar siendo socio y
fundador de su propio emporio restaurador, pasará a ser “un afortunado espectador” que disfrutará de primera mano, y antes
que nadie, de las locuras que Diego y su brigada se inventen, aclarando que no
tendrá participación intelectual ni conceptual.
Cocina rápida artesanal: una nueva
expresión de lo hoy en día la esperamos de la cocina
Gastón
se encuentra muy entusiasmado con sus nuevos proyectos y asegura “no haberse
detenido a llorar un poco su partida”. Actualmente
se encuentra trabajando en un concepto de cocina criolla artesanal rápida de
excelente relación calidad precio en un intento por democratizar la cocina de
alto nivel, antes reservada para algunos pocos. Es decir, quiere motivar a que
el cocinero que ha tenido la experiencia de trabajar en renombrados
restaurantes Fine Dining como El Celler de Can Roca o Noma, aterricen lo aprendido en platos
iguales de gustosos y bien servidos pero al alcance de todos. “Hablamos de la democratización más absoluta
de una información antes reservada para unos pocos y que se traduce en
conceptos revolucionarios que están presentes desde Food Trucks hasta pequeños
restaurantes informales que improvisan un menú degustación del día”.
Acurio
quiere romper los cánones estructurados que todos teníamos de lo que
significada ir a comer: manteles, acartonamiento y pagar altos precios por una
experiencia inolvidable. “Ahora podrás
tener comida Fine Dining en un Food Truck, conocida como Fun Dining”.
Pero,
¿cómo desmitificar que sí es posible hacer cocina rápida Fun Dining? Gastón
asegura que los cocineros han defendido ‘a capa y espada’ la incompatibilidad
que existe entre la alta cocina y la cocina rápida. De hecho, los principios y
valores de ambas son simplemente incompatibles. Sin embargo, ahora entiende que
los clientes de hoy en día exigen a los restaurantes que les cuenten de dónde
vienen los ingredientes que componen su plato, que este se prepare de manera
artesanal y no les importa esperar unos minutos de más o la promoción de pague
uno y lleve dos si saben que van a disfrutar de un menú sano, sabroso, creativo
y cercano. “Esto hace que los cocineros
que dijimos no alguna vez, de una manera vanidosa y ególatra, ahora lo consideremos
como una obligación ética de acercar nuestro trabajo la mayoría de las
personas, que al menos tengan una posibilidad, antes cerrada históricamente por
el precio”.
Lo
cierto es que, sin importar su evolución, Astrid y Gastón seguirá siendo
considerado como el primer restaurante a manteles que puso las papilas del
mundo a sus pies gracias a la perfección de su técnica, al respeto de los
ingredientes locales y por convertirse en la embajada de la cocina peruana ante
el mundo.
Durante la entrevista, Gastón
nos comentó este risotto de chupe de camarones de su autoría, es el plato más
fácil de preparar por cualquier ama de casa alrededor del mundo aunque
ingredientes como la variedad de camarones que se usen, varíen según el lugar
en donde se encuentren. Respecto a los ajíes y a la hierba huacatay, hoy en día
se consiguen en tiendas especializadas o se pueden traer directamente de Perú. Francisco
Rodríguez del restaurante Astrid y Gastón de Bogotá, preparó uno especialmente
para los lectores de CasaViva Cocina.
Se secó el chupe y se volvió al mojar
Un arroz que absorbe la esencia del chupe
Por: Francisco Rodríguez
Restaurante Astrid y Gastón Bogotá
Ingredientes
Para 4 personas
Para el arroz
2 tazas de arroz arborio
Una taza de cebolla cabezona blanca picada finamente
Una cucharada de ajo picado finamente
Una taza de vino blanco
4 tazas de caldo de camarón
4 huevos pochados
Dos cucharada de queso cuajada desmenuzado
1/2 taza de arveja
1/2 taza de choclo cocido y desgranado
1/2 taza de habas verdes cocidas
Una cucharada de mantequilla
2 cucharadas de queso parmesano rallado
Huacatay picado al gusto
Aceite de oliva al gusto
Sal y pimienta al gusto
Para la salsa
2 cucharadas de cebolla cabezona blanca picada finamente
Una cucharada de ajo picado finamente
Una cucharada de pasta de ají amarillo
Una cucharada de pasta de ají panca
Una cucharada de coral
de camarones
1/4 de taza de Pisco
1/2 taza de vino blanco
Una cucharada de mantequilla
Hojas de huacatay al gusto
Aceite de oliva al gusto
Sal y pimienta al gusto
Coral de camarones: para obtener coral de camarones, presione ligeramente la cabeza del camarón para obtener
un líquido verduzco el cual contiene toda la sustancia necesaria.
Preparación
Limpie los camarones. Separe las colas y reserve. Reserve el coral. Prepare
un caldo con el resto de los camarones y reserve una taza. Caliente el aceite
de oliva en una olla. Añada la cebolla y el ajo y dore durante cinco minutos. Agregue
el arroz y mézclelo hasta que se impregne de este aderezo. Vierta el vino
blanco y el caldo de camarones. Deje hervir a fuego alto durante cinco minutos,
luego baje el fuego. Agregue los vegetales y sazone con sal pimienta y huacatay
troceado con las manos. Cueza durante un cuarto de hora, moviendo
constantemente con una cuchara de madera. Incorpore la mantequilla y el queso
parmesano. Si el risotto está muy seco, adicione más caldo y aceite de oliva.
Para la salsa, saltee en una sartén con aceite de oliva las colas de camarón,
previamente sazonadas con sal pimienta. Una vez doradas, retírelas. En la misma
sartén, agregue la cebolla y el ajo y dore durante cinco minutos, luego
adicione la pasta de ají amarillo, la pasta de ají panca y el coral de
camarones. Dore durante unos minutos dos a tres minutos. Vierta luego el pisco
y el vino blanco. Deje que se evapore y añada unas hojas de huacatay. Hierva
hasta que la salsa tome un punto ligeramente espeso. Devuelva las colas de camarón
a la sartén y rectifique sazón con sal pimienta. Retire las hojas de huacatay.
Sirva el risotto en plato hondo. Ponga encima las colas de camarón y
bañe con la salsa. Decore con el huevo pochado, hojas de huacatay y la cuajada.
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